Reconstrucción de un lugar futuro

“Los lugares son los nombres de las cosas que han pasado”

Zhuangzi

Miramos así cada planta, cada piedra, cada huella y cada habitante, y cada configuración de la luz, e intentamos oír el sonido del lugar. Medimos cada elemento y nombramos cada árbol y cada materia presente.

Aquí, junto a la Alhambra, la sentencia de Louis Sullivan “la forma sigue a la función” se adelgaza y debilita, se aplana en una ecuación “arquitectura” idéntica a “edificio” que cualquier atento observador de la Alhambra intuye insuficiente. Así lo vieron quienes redactaron el “Manifiesto de la Alhambra”, y así lo vio Luis Barragán cuando, ya cansado y retirado, aceptó un último encargo, la casa Gilardi, al encontrar en la parcela un árbol, un jacarandá; y la casa proyectada es el baile, el acercamiento o la ocultación de los distintos ámbitos, interiores o exteriores, con ese palisandro. La forma sigue a la función, pero nace de y en un lugar.

El manifiesto de la Alhambra, derivado del retiro en ella de un grupo de arquitectos durante tres días de octubre del año 1952, con la intención de meditar las bases de “una nueva arquitectura española”, observa cuatro conceptos fundamentales: Forma, Construcción, Decoración y Jardines. Al referirse a este último, a los jardines, algo se descubre sobre la naturaleza de este lugar, cuando, aun manteniéndose en la concepción de identidad entre arquitectura y edificio, escriben: “(…) la casa es jardín y el jardín, casa.”

Nuestro lugar viene desde el (palacio) jardín, el recinto, el bosque para volver a ser recinto, jardín (casa). Como siempre el jardín ya existe, hay que entenderlo y hay que saber cuidarlo. Y ello exige miradas atentas que desde las ideas de tiempo, materia y proceso se viertan sobre la vegetación, sobre la construcción y la forma. Y también exige la distracción, como aquella de la que hablaba Enric Miralles o escribía Paul Auster.

Los acontecimientos y las acciones se funden en los lugares.

Se trata pues de encontrar y fijar los estímulos y los datos necesarios para una posterior intervención, los argumentos para reconstruir un lugar futuro. Y el trabajo preliminar consiste en la elaboración y muestra de ese material, tanto el de búsqueda como el que da forma a un argumento, encontrado o proyectado, sobre el lugar. Para seguir cultivando la huerta de los arquitectos (genna-al-aarif).

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