Invención y encuentro de un lugar

“Filosófico es preguntar y poético el hallazgo”

María Zambrano, Dictados y sentencias

“Junio de 1950, sobre la colina, durante tres horas, trato de familiarizarme con el suelo, los horizontes. A fin de identificarme con ellos. La capilla, destrozada por los obuses, permanece en pie” .

Antes, desde el tren París Basilea, Le Corbusier había realizado los croquis de las ruinas de la antigua capilla y su paisaje que se reproducen. De esas tres horas sabe también que los gruesos muros de Ronchamp, “espesos pero utilitarios”, estarán hechos con viejas piedras recuperadas de la ruina.

Este ejercicio plantea la elaboración de dos representaciones de un lugar transformadas por la experiencia del viaje. El viaje entonces ha de ser concebido como una estrategia de contacto, un experimento que dirige la observación, la toma de datos relativos a los parámetros ideados, o, en última instancia, un modificador de los mismos.

El lugar de origen, producido por nuestra memoria o nuestra imaginación, fabricado por el deseo o por analogía, nos pertenece y sus rasgos son tan atractivos, tan interesantes, tan dudosos o tan ciertos que provocan el viaje. Este lugar es la hipótesis de una situación, y el viaje su indagación.

El lugar de destino es el mapa, la cartografía resultante de nuestra experiencia. Es el hallazgo y es el germen de nuestros posibles proyectos, pues, como asegura John Berger, “lo que parece una creación no es sino el acto de dar forma a lo que se ha recibido”.

La atención previa a la idea de ruina moderna tal vez supone un juicio sobre nuestra percepción del tiempo, el cual, ha de ser por tanto un componente necesario en nuestra cartografía. Si bien todo el trabajo es libre (formato y técnicas a emplear), su ejecución ha de ser cuidadosa y adecuada.

Como compañeros de viaje el alumno puede acercarse a los textos “fabricar una experiencia” y “un paseo, un mapa” (en los programas de los cursos previos, Expolios y Paisajes en proceso).

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