Casa del Embarcadero
Pulianas, Granada, España
2009 (inacabada)
Una pequeña pieza construida busca su posición en la parcela para conseguir articular usos, movimientos, luces, densidades y atmósferas.
Se construye así un prisma recto en las proximidades del límite nordeste de la parcela. Esta posición libera dos series de espacios exteriores: la primera, orientada hacia el norte, una angosta secuencia de espacios [umbral, patio duro, zaguán y patio del membrillo], el camino de acceso. La segunda, orientada al sur [solarium cubierto y descubierto, jardín].
Espacios que integran secuencias con los interiores, aquellos que, dentro del prisma, acogen los usos a lo largo de un muelle, el embarcadero, y respecto a él dibujan, a través de leves movimientos, un paisaje continuo.
Cada lugar de este paisaje elige hacia dónde se prolonga y a dónde mira. Y cada lugar, a su vez, es prolongación y mirada de otros.
Este paisaje es recorrido por tres caminos: el suelo, el agua y la mirada. Y la casa, además de dar cabida al programa de necesidades planteado [garaje para dos plazas, cocina, comedor, estancia, baños, dos dormitorios y un cuarto de estudio, una calle interior de natación], es también las historias que, entre ellos [el suelo, el agua y la mirada], se dan.
Y también, la voluntad de dar una respuesta en la que las necesidades, la economía, la construcción y la sostenibilidad actúen en idéntica dirección.