Complejo Piscinas Climatizadas

Beas de Segura, Jaén, España
2010

A Beas de Segura se accede por el valle de su río, a media ladera desde el noroeste, acompañando con curvas la configuración de un paisaje frondoso y húmedo en sus cotas más bajas, junto al río y las zonas inundables, que, al ir ganando altura, tiende a tapizarse de olivos.

Abruptamente algunas construcciones han socavado la ladera para colocarse en línea con la carretera, por la izquierda, y por la derecha, el borde abierto al valle, por la caída de rasantes tan fuerte existente, apenas unas tapias, al principio.

Una pequeña explanada ha motivado un intuitivo homenaje a las piedras de los molinos, con igual generosidad y similares trazas que los pueblos vecinos, como remate de un sencillo paseo mirador. Ese borde, el del mirador, es una de las alineaciones de la parcela. Su paralela se encuentra a 11 metros de profundidad.

A algunos cientos de metros, ya en el interior de Beas, el pequeño río vertebra la ciudad, que le cae mayoritariamente desde el norte, esto es, en ladera sur, como es lógico. Siendo esos centenares de metros el peor y más anodino espacio de la localidad.

El lugar es, por tanto, puerta de la ciudad y mirador del valle: Observatorio próximo de los chopos y cañaverales, lomos de pinares y lejanía de las superposiciones de sierras, de las vías de agua.

Afortunadamente la topografía nos da como única forma sensata de construir -no falsear o encubrir las formas del paisaje-, además de la posibilidad de una hermosa y eficaz instalación deportiva, una plaza y un paseo públicos, y nos dibuja un mirador que es también cubierta del edificio.

El edificio organiza y dota los movimientos entre las dos cotas urbanas. La forma y dimensiones de la parcela propician esta concordancia. Al contar con un desnivel tan pronunciado entre las rasantes, y estar inmediatas las cotas inundables, se ha optado por establecer los usos principales en el nivel intermedio y articula un doble circuito de movimientos: un núcleo vertical con ascensor adaptado para discapacitados, y circulaciones perimetrales, en rampa inferior al 5% en los paseos públicos, o en escalera en los movimientos interiores.

Además se ha posibilitado, con las soluciones constructivas y estructurales propuestas, que los circuitos de acceso desde las cotas públicas, se comporten como galerías con vistas a las piscinas.

La flexibilidad funcional de la propuesta presentada permite ampliar levemente la superficie destinada a almacenamiento, instalaciones o servicios auxiliares.

Las decisiones tomadas en cuanto a implantación, a la forma, y las constructivas no son sino la aplicación de una sola forma de pensar y buscar la arquitectura. Así, tras los primeros ensayos e indagaciones, la lógica del lugar (topografía, orientación, vínculo con la ciudad y el paisaje) bailó con su construcción.

En primer lugar hay que construir una contención o un talud. En segundo lugar, al más de un tercio de los espacios del programa, no tienen gran exigencia dimensional, y, en consecuencia, admiten soluciones estructurales sencillas. Estas dos circunstancias colocan los espacios más notables. Los ámbitos de piscinas, tan sólo necesitados de protección, de cubierta. Vigas de gran canto, simplemente apoyadas en el muro y sobre la estructura menuda, preferiblemente de madera laminada, que, en el vaso de menor dimensión, cambian su dirección para reducir su dimensión.

El cerramiento, por la disposición de los usos, se convierte en una doble capa en los tres lados exentos del edificio. Se ha pensado en el uso klinker blanco (o, en su defecto ladrillo cerámico), fabricado profusamente en la misma provincia.

Con él se realiza un cerramiento de dos hojas, con porosidades diferenciadas en la interior y exterior, para conseguir: acondicionamiento lumínico, control de la luz directa y uso de la misma como configurador de los espacios; definición de los contactos visuales hacia el paisaje y desde él; acondicionamiento térmico, captando o impidiendo el impacto solar y controlar la ventilación.